por Leandro González de León, para Güarnin
En marzo de 2015, Güeros, afortunado debut del director
Alonzo Ruizpalacios, fue la gran ganadora de los premios Ariel a la cinematografía mexicana y obtuvo, además, premios como
mejor ópera prima en los festivales de Berlín, San Sebastián, Tribecca, entre
otros.
Pese a su difusión internacional, la película no tuvo estreno comercial
en la Argentina y se presentó por primera vez en el marco de la III Muestra de Cine Mexicano Independiente, con sede en el Centro Cultural Rojas UBA y el Auditorio Municipal de Ituzaingó.
Apoyada en la mejor
tradición del cine independiente americano (de Dennis Hopper a Jim Jarmusch) y
la nouvelle vague francesa (Los 400 golpes, Sin aliento), Güeros narra
la historia de cuatro jóvenes en el marco de una toma de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Los protagonistas no participan de la protesta ni
se oponen a ella. La huelga ficticia se basa en la que tuvo lugar en la UNAM
entre 1999 y 2000, un hito en la historia de la lucha estudiantil
latinoamericana.
Si bien gran parte
de la película transcurre en un auto -a la manera de una road movie- los personajes no recorren extensas rutas ni parajes
desconocidos, como en la emblemática Busco
mi destino. Su viaje se da dentro del propio (o ajeno) Distrito Federal.
Mexicanos perdidos en México, los “güeros” (que significa ‘blanco’, aunque
también ‘cheto’) circulan en una dubitativa pero necesaria búsqueda
existencial. Güeros cita, homenajea y
parodia al Gran Cine y ofrece secuencias poderosas y emotivas.