por Leandro Gonzalez de León, para Güarnin!
En abril llegó a las salas de Buenos Aires Se levanta el viento (2013), última película de Hayao Miyazaki, actualmente retirado del cine. Desde Nausicaä del Valle del Viento (1984), pasando por Mi vecino Totoro (1987) y El viaje de Chihiro (2001), Miyazaki se ha convertido en el principal referente del cine de animación contemporáneo.
Se levanta el viento es su primera incursión en el realismo. No hay brujas ni espíritus, sino la historia real de Jirō Horikoshi, un ingeniero aeronáutico que, en la década de 1930, desarrolla el avión Zero, un arma de guerra formidable, tan hermosa como eficaz. Motivado por el amor a la belleza y el sueño de volar, el ingeniero crea una obra cuyo destino no podrá controlar. Sobre la responsabilidad de Hirokoshi en los horrores de la guerra y trazando un paralelismo con el lugar del artista, Miyazaki declaró: “no creo que sea responsable de lo que se hizo con el avión. Yo mismo no soy responsable de lo que ocurre a mi alrededor más allá de 30 metros”. No obstante, sabemos que su influencia en colegas y admiradores ha sido mucho mayor.
Su última película aborda temas recurrentes de su obra, como la relación del hombre con la naturaleza o la nostalgia por un mundo ritualizado. El viento, los aviones, son elementos de un atractivo sorprendente y, al decir de un colega, alcanzan la estatura de auténticos personajes.
Se levanta el viento es una obra de gran belleza, cierre de una carrera que excede al cine y que coloca a su autor entre los grandes artistas del siglo XX.