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Wim Wenders: actualidad y revisión

por Leandro González de León, para Güarnin!


El 16 de junio se presentó en el MACBA el libro Los píxels de Cézzane, de Wim Wenders. A sus setenta años, el cineasta alemán se dio a la tarea de revisar y editar sus escritos sobre arte, desde mediados de los ’60 hasta la actualidad. Wenders ha dirigido tanto obras de ficción, como musicales y documentales con la misma soltura. Se permitió alternar proyectos pequeños y personalísimos con grandes producciones de Hollywood. Su obra más reciente, La sal de la Tierra, sostiene su nombre entre los más destacados y novedosos de la escena contemporánea.

En la última edición del BAFICI, pude ver la reposición de Paris, Texas (1984) –su obra más renombrada– y quisiera aprovechar el espacio para un descargo puramente personal. Había visto Paris, Texas hace unos diez años y la detesté. Mi preferencia por Scorseses, Tarantinos y Allens me venció: lenta, poco diálogo... Más aún: una película vacía. Mis prejuicios se extendían a los criterios del siempre excéntrico Festival de Cannes, que la eligió como mejor película.

Hoy reencuentro una obra con un gran tratamiento estético y veo en aquella debilidad, su fortaleza: el tema de Paris, Texas es justamente el vacío, la falta de comunicación y el desamor. Ojalá nunca les pase. Tampoco es cierto que en Paris, Texas no hay acción: se acumula tensión durante una hora cuarenta y cuando los protagonistas se encuentran, explota todo: el amor, la angustia, la belleza, la desesperación. Un gran película, una obra total.

Paris, Texas está en Netflix y vale la pena dedicarle una tarde, o una noche si no es muy tarde, porque se pueden bajonear. Pidan helado.